5 jun 2011

Tyr, el valiente dios manco

Prosigamos con la mitología, en este caso con uno de los dioses principales de todo el panteón vikingo: Tyr. De hecho, hubo un tiempo, en épocas previkingas, donde Tyr no era "uno de los dioses principales", sino el principal y el más popular, puesto que posteriormente pasaría a manos de Thor. ¿Por qué un dios sustituiría al otro? Por una razón bastante clara, que desgranaremos a continuación: los hombres son quienes crean a los dioses y quienes crean sus historias, para explicar los acontecimientos que no pueden entender por el sentido común, y ampliando esta idea, para pedirles ayuda en determinado momento una vez que los "poderes" (por así decirlo) de cada dios han sido fijados. Por ejemplo, Tyr era el dios de la guerra en un inicio, y Thor era el dios que garantizaba la fertilidad de los campos, pues su martillo, mirando muy hacia atrás en el tiempo, se relacionaba con un hacha y esta con "la Sol" (si, era una divinidad femenina) que, como se puede suponer, es quien garantiza la fertilidad de los campos (por lo que pedirle ayuda a Thor equivaldría a pedir ayuda a "la" Sol para que hiciera un tiempo favorable a las cosechas). Es decir, extrapolando un poco esta idea, Tyr sería el dios de las batallas mientras que Thor sería un dios "climatológico", es decir, que a él iban todas las miradas cuando el tiempo mejoraba o empeoraba.
El hecho de que un dios (en sus inicios) meramente climatológico arrebatase la popularidad a otro exclusivamente guerrero tiene que ver muy probablemente con el tipo de bienestar por el que pasaran los diferentes pueblos. Es decir, al principio, correspondiendo con la época de nomadismo, las plegarias iban dirigidas en su mayoría a Tyr, pues era el encargado de asegurarse de que el pueblo (que al ser nómada no sería pueblo como tal, sino un clan familiar de mayor o menor extensión) venciera contra otros pudiendo asegurarse la victoria en los saqueos, con lo que obtendrían la mayoría de sus bienes económicos (oro, alimentos, armas...). Por así decirlo, en estos tiempos donde no había prácticamente ningún asentamiento, muchos de los alimentos se obtenían quitándoselos a otros (quienes probablemente se los hubiesen quitado a su vez a otros clanes). Para quitar esos alimentos había que luchar contra ellos, y para ayudarles a vencer, estaría Tyr.

Pero, con el paso progresivo al sedentarismo, al empezar a realizar asentamientos, la importancia de la batalla continua disminuyó ligeramente, y la importancia se empezaba a centrar en conseguir los alimentos plantándolos, para lo cual se requería el clima adecuado, por lo que muchos pueblos que se hallaran en paz dedicándose a sus cosechas empezarían a sustituir a Tyr por alguien que pudiese garantizarles este clima: Thor.
Pero este sedentarismo motivaría que los pueblos aumentasen su población, no sólo con la existencia ya de varias familias, sino también con un aumento de la natalidad (obviamente, cuando la población se encuentra en paz sin tener que luchar contra otros siente una determinada seguridad que motiva a tener más hijos). El aspecto negativo de este aumento de población sería que cada uno tocaría a menos alimentos. Este hecho, y sobre todo una miniglaciación que volvió el clima del norte tal y como lo conocemos ahora (echando a perder muchos de los alimentos) motivó que, sin abandonar el sedentarismo, los distintos pueblos se echasen a la mar para robar los recursos de otros por lo que ahora se producía una simbiosis entre la necesidad de la guerra y la de bienestar y un clima adecuado para poder salir adelante en el propio pueblo.
Finalmente, Tyr compartiría el gobierno del panteón germánico con dos dioses: en popularidad Thor, y con el ascenso de alguien que gobernara en cada pueblo (una especie de nobleza incipiente) cobra especial importancia la figura de Odín, padre de los dioses, y poco a poco Tyr quedaría relegado a un segundo plano, destacando Thor y Odín, a quienes también se les pedía ayuda en la batalla (la importancia de Odín aquí sería fundamental, pues sería el encargado de enviar a las valkirias para que cogiesen a los muertyos en la batalla y se los llevaran al Asgard, dentro del Valhalla, donde pasarían a ser einherjar que lucharían entre ellos sin morir para practicar, hasta la llegada del Ragnarok.

Etimológicamente, Tyr proviene de Tîwaz o Tiw, que en un origen tan sólo sería una denominación genérica para "dios", lo que contribuye a pensar en la importancia que tenía Tyr al principio, cuando no tenía ni nombre y simplemente le llamaban "dios". Este nombre se fue forjando hasta llegar al nombre de Tyr y, aunque dentro de los vikingos fue ligeramente relegado por Thor y Odín, también, al igual que ellos, recibiría un hueco dentro de los días de la semana (Tiw-day -> Tuesday, en equivalencia al martes o día de Marte, ambos dioses de la guerra).

Dejando a un lado esto, vamos a ver finalmente el relato donde Tyr tiene una mayor importancia:
Loki tuvo con la giganta Angrboda tres hijos: Hel, la serpiente Jörmungandr y el lobo Fenrir. Viendo el peligro que los tres hijos representaban, los Ases les repartieron por el mundo: A Hel la enviaron al Helheim, donde recibe a todo aquel que no muere en batalla, a la serpiente Jörmungandr la arrojaron al mar que rodea el Midgard, y se dice que si se muerde la cola, puede rodear por completo el Midgard (el mundo de los seres humanos), tal es su longitud. Finalmente, al lobo Fenrir le quisieron encadenar, sugiriéndole como especie de juego o de desafío que probara a romper las cadenas. Una a una, cada una de las cadenas fueron rompiéndose ante el poder de Fenrir. Contemplando como rompía todas y cada una de las cadenas, los dioses pidieron a los enanos que les hicieran una nueva. Esta cadena se llamaba Gleipnir, hecha con el sonido de las pisadas de un gato, las barbas de una mujer, las raíces de una montaña,  los tendones de un oso, el soplo de unos peces y la saliva de un pájaro. Pero Fenrir, presintiendo que era un engaño y que esa cadena no sería tan fácil de romper como las anteriores, pidió como muestra de buena fe que alguien introdujera su mano en la boca del lobo, de lo contrario no accedería a dejarse encadenar. Ninguno de los dioses quiso dar su mano, salvo Tyr, que representa el valor en la batalla, y quien introdujo su mano dentro de sus fauces.
Tras dejar la mano dentro, el lobo se dejó encadenar, pero al ver que de esa cadena no se podía liberar, se sintió engañado y arrancó de un mordisco la mano de Tyr (como vemos abajo junto a Odín con su lanza Gungnir), por lo que desde entonces se le conoce como el valiente dios manco.
Manuscrito islandés del s. XVIII que representa la escena en que Tyr pierde su mano en el combate contra Fenrir (NKS 1867 4to)

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